Hambre emocional vs Ansiedad por la comida
HAMBRE Y EMOCIONES
Las emociones son respuestas entre nuestra mente y cuerpo debido a estímulos internos (vivenciasersonales) y estímulos externos (lo que nos aporta el entorno). La alimentación tiene una estrecha relación con nuestras emociones. Desde que somos pequeños establecemos una relación emocional con la comida. Al principio no tenemos una elección alimentaria, sino que la persona encargada de nuestra
alimentación escogerá los alimentos que formen parte de nuestros hábitos diarios. Con forme vamos creciendo, empezamos a tener elecciones propias, muchas veces condicionada por el entorno.
Por otro lado, recientes estudios demuestran una relación entre nuestras emociones y cerebro, por ello algunos alimentos tienen componentes que influyen a nivel cerebral. Como consecuencia podemos sentir una sensación de recompensa, placer y bienestar al ingerir determinados alimentos.
Por ello tenemos que aceptar que la alimentación emocional es algo habitual, forma parte de nuestra cultura y no tiene por qué ser tachado de algo negativo. ¿Cuándo se convierte en un problema? Cuando gestionamos nuestras emociones a través de la comida. Como consecuencia, puede no resultar positivo y conllevar complicaciones para la salud física y mental.
HAMBRE EMOCIONAL Y ANSIEDAD POR LA COMIDA
El hambre emocional se convierte en un problema cuando la persona experimenta ansiedad por comer determinados alimentos sin control y sin notar los receptores de apetito vs saciedad. Dicha ansiedad por comer nos está avisando de una señal de alerta, algo no está funcionando bien. Cuando no se consigue gestionar dicha ansiedad, puede volverse patológica, experimentando una sensación de malestar.
Como consecuencia, las personas se refugian en la comida como “vía de escape” llegando a comer compulsivamente. Si lo analizamos es como si con la comida estuviéramos poniendo un parche a corto plazo para hacerme sentir mejor, pero que conllevará complicaciones con nuestra salud a largo plazo si no conseguimos gestionar dicha ansiedad.
¿CÓMO CONTROLAR LA ANSIEDAD POR COMER?
Cuando el hambre emocional conlleva a una mala relación con la comida, podemos intentar poner remedio a la situación siguiendo estas pautas:
1. Es importante entender que la comida no es el foco del problema: sino que estamos usando la comida como tapadera. Es importante analizar que estamos tapando con la comida para intentar buscar el foco del problema.
2. Prestar atención a las sensaciones corporales: es importante diferenciar el hambre física del hambre emocional. Por ello se recomienda practicar una alimentación consciente (mindful eating) como herramienta de trabajo.
HAMBRE FÍSICA VS HAMBRE EMOCIONAL
HAMBRE FÍSICA:
-Se pone en marcha por una necesidad fisiológica dentro de nuestro organismo para cubrir nuestras necesidades energéticas.
-Es gradual (aparece poco a poco) en función de nuestras reservas energéticas y nutricionales.
-Somos capaces de interpretar las señales de apetito y saciedad (plenitud tras comer).
-Si focalizamos donde se ubica esa emoción al comer sería a nivel del aparato digestivo.
HAMBRE EMOCIONAL:
-Se pone en marcha por un estímulo (interno o externo) debido a una emoción que siente la persona.
-Aparece de repente, incluso después de haber comida y tener una sensación de saciedad.
-No conseguimos distinguir la sensación de saciedad después de comer los alimentos.
-Si focalizamos donde se ubica esa emoción al comer sería en diversas partes del cuerpo no en nuestro aparato digestivo.
¿CÓMO ELIMINAR LA ANSIEDAD POR COMER?
Una vez que conseguimos identificar el foco del problema que nos lleva a tener esa mala relación con la comida, debemos de usar un método que nos permita dejar de aliviar nuestro malestar con la comida y gestionar nuestras emociones con las herramientas necesarias. Para ello será base trabajar la gestión emocional (para conocer nuestras emociones y aprender a canalizarlas de una forma saludable) de la
mano de un profesional de la nutrición y la psicología.
CONSEJOS PARA EVITAR EL ANSIA POR COMER
La ansiedad es un problema que puede llegar a limitar la rutina de una persona influyendo en nuestra alimentación. Usamos la comida para calmar nuestro estado ansioso. Normalmente, se recurre a alimentos ricos en azúcar, edulcorantes o grasas de mala calidad que hacen que esa sensación de deseo se incremente, ya que no suelen tener nutrientes que aumenten nuestra saciedad tras la ingesta.
No solo es importante saber identificar si se tiene hambre fisiológica o no fisiológica, si no que también es interesante conocer de dónde viene la sensación de hambre percibida y a qué responde.
A muchas personas les cuesta trabajo, identificar sus niveles de hambre y de saciedad, lo cual dificulta realizar ingestas acordes a las necesidades de nuestro cuerpo. En consulta te ayudamos a ser capaces de analizar e identificar cómo sé encuentra nuestro estómago cuando comemos y, por tanto, a realizar mejores
elecciones alimentarias.
También hay que recalcar que la “cultura de la dieta” que en la actualidad nos oprime y asfixia a lo largo del día (redes sociales y noticias) nos hace recurrir a dietas que incluso pueden llegar a poner en riesgo nuestra salud. Ese continuo castigo a nuestro cuerpo de restricciones y alimentos prohibidos nos lleva a tener una mala relación con la comida, generando más ansiedad o deseo por determinados alimentos e incluso a terminar desembocando en atracones cuando se ingiere lo que conlleva a un sentimiento de malestar emocional a la persona. Cuando existe una buena relación con la comida, en la que se escoge alimentos que nos nutran en nuestro día a día y cuando nos apetezca (sea en casa o socialmente) comer otros alimentos aunque no tengan nutrientes de calidad, esa libertad de elección nos lleva a saber gestionar nuestras emociones con la comida y a tener una alimentación más consciente fuera alejada de sentimientos de culpa.
CONCLUSIONES
Uno de los pasos más importantes es reconocer que es la ansiedad. Una vez localizada la causa, se deben pautar estrategias para no utilizar la comida como escudo. Cuando no nos sentimos capaces de saber gestionar nuestra ansiedad debemos de acudir a profesionales de la salud.
Con respecto a la alimentación saludable, no cura la ansiedad, pero si se muestra en numerosos estudios que las personas que no hacen dietas, sino que tienen unos hábitos saludables en su día a día, incluyendo alimentos con nutrientes que nos proporcionan salud ayudan en el proceso. Para ello se recomienda el uso de la Alimentación Mediterránea usando frutas y verduras como base de nuestra
alimentación, legumbres, cereales integrales, proteína de calidad y agua como bebida habitual. Además, unido a estar activos para tener buenos niveles de serotonina.
La base para conseguir el éxito es aprender a tener una buena relación con la comida a nivel emocional.