¿Cómo controlar la ansiedad por comer?

El hambre aparece cuando hay una deficiencia nutricional, es decir, nuestro organismo requiere de una serie de nutrientes y, en ese momento, le hemos proporcionado una cantidad inferior, con lo cual, nos pide que comamos más para cubrir sus necesidades.

Ansiedad por la comida

Hambre, saciedad y/o apetito

Es importante diferenciar tres términos:

Hambre: es una sensación normal que le da ganas de comer. El cuerpo le dice al cerebro que el estómago está vacío. Esto hace que tu estómago ruja y le cause retortijones de hambre. El hambre está controlada parcialmente por una parte del cerebro llamada hipotálamo, tus niveles de azúcar en la sangre (glucosa), lo vacíos que están el estómago y los intestinos, y ciertos niveles de hormonas en el organismo.

Saciedad: es una sensación de estar satisfecho. Tu estómago le dice al cerebro que está lleno. La saciedad está controlada parcialmente por el hipotálamo, su azúcar en la sangre y tener comida en el estómago y los intestinos.

Apetito: es un deseo por la comida, generalmente después de ver, oler o pensar en comida. Incluso después de sentirse lleno, tu apetito puede hacer que siga comiendo.

Hambre y dieta

 

Si ponemos en el buscador de google, hambre y dieta, encontraremos muchas páginas que indican “lucha contra el hambre” “controla tu hambre”. Haciéndonos creer que el control es una buena herramienta para acabar con mi ansiedad.

Y no, no se trata de controlar nuestra hambre, o de luchar en contra de ella. Sino más bien, todo lo contrario. Necesitamos escuchar nuestras señales internas y nutrirlas de otras formas que no sean tan sólo con comida.

Un porcentaje elevado de personas que comen emocionalmente, están cansados de hacer dietas una y otra vez, pensando que no logran alcanzar sus objetivos porque les falta fuerza de voluntad.  Y nada más lejos de la realidad, investigaciones rigurosas fallan a la hora de demostrar que la obesidad es consecuencia directa de la pereza o falta de fuerza de voluntad. Es aquí cuando se nos plantea una cuestión: entonces, ¿la dieta no es la solución?

Podemos decir que la alimentación no es lo único que debemos tener en cuenta. Y es más, a veces, una dieta restrictiva, puede resultar ser el problema. Causando que muchas personas, con la esperanza de volver a recuperar el control de sus vidas y su salud física, tengan etapas de restricción, causando, más tarde etapas de descontrol. Entrando en un bucle peligroso, en el que la culpa se haya como protagonista.

¿Cómo controlar la ansiedad para comer?

 

El hambre aparece cuando hay una deficiencia nutricional, es decir, nuestro organismo requiere de una serie de nutrientes y, en ese momento, le hemos proporcionado una cantidad inferior, con lo cual, nos pide que comamos más para cubrir sus necesidades.

Es importante saber que muchas veces esa “ansiedad por comer” viene como consecuencia de dietas restrictivas, por un mal reparto de nutrientes  a lo largo del día y por un bajo consumo de proteínas. Por tanto lo primero es valorar si la persona que presenta esta ansiedad por comer lleva a cabo unos buenos hábitos que se adaptan a sus necesidades.

Por otro lado cuando comemos experimentamos un placer instantáneo, por ello hay personas que tiene el hábito de refugiarse en la comida cuando se sienten tristes, han tenido un mal día o tienen cambios hormonales (como les sucede a las mujeres durante la ovulación y la menstruación).

Cuando la persona tiene esa sensación de “ansiedad” en torno a la comida es muy importante que busque ayude en personal sanitario especializado en este ámbito y unir consulta nutricional y psicológica.

Por tanto existe una forma como tal de “controlar” las ganas de comer, ni debes de ser “fuerte” y no comer, sino que debes analizar porque te está ocurriendo esa conducta y trabajar para tener una buena relación con la comida y respetar tu cuerpo.

 

¿Por qué existe ansiedad por la comida?

 

Detrás de la ansiedad existen numerosos factores que provocan esta sensación:

  1. Mala relación con uno mismo: ¿Te has preguntado alguna vez cómo te hablas? ¿Cuánto eres de exigente contigo mismo? ¿Qué tiempo te dedicas exclusivamente para ti? ¿Cómo te demuestras afecto? Estas son preguntas claves para comprender cómo es la relación con uno mismo. Si la mayoría de las veces que me escucho, oigo una voz crítica con creencias negativas sobre mí mismo. Si siento que nunca soy suficiente. Si no me dedico tiempo de calidad. Si estoy desconectado de las señales de mi cuerpo… No es de extrañar que la ansiedad venga a visitarnos. Cuando aparece, la comida tiene la función de distraernos, despejarnos de nuestra alborotada mente que siempre espera más y nunca está satisfecha de cómo somos.
  2. Altos niveles de estrés: El estrés es una respuesta natural de nuestro cuerpo para prepararnos ante una situación compleja. Nos ayuda a aumentar nuestra concentración, motivación y energía. Por lo tanto, el estrés en sí es bueno. Pero, ¿qué ocurre cuándo el estrés nos acompaña día tras día? La hormona del cortisol pasará a estar en grandes cantidades en nuestro organismo, generando así, efectos negativos. Nuestro cuerpo-mente, lo interpretará como un peligro y la ansiedad se activará. En la comida encontraremos un refugio, un desasosiego, un momento en el que dejaremos de luchar para sentirnos en paz.

 

Dificultades e insatisfacción con tu vida, ansiedad por comer

 

  1. Dificultades en las relaciones interpersonales: Si nos cuesta expresar lo que sentimos, decir aquello que necesitamos del otro… Puede desencadenar en un estado ansioso, donde siento que nunca recibo aquello que espero y quiero. Interpretando así, mi entorno como hostil. Es entonces cuando la comida juega un papel importante, enmascarando conflictos a los cuales no quiero/puedo hacerles frente y sintiendo un alivio que con las personas de mi entorno y conmigo mismo no encuentro.
  2. Insatisfacción con tu vida: Como comentábamos anteriormente, el ansia por comer es una señal de nuestro cuerpo-mente, indicando que algo no va bien. A veces, puede responder a una insatisfacción con mi vida, no sentirme lleno, realizado… Estar estancado en una rutina donde no nutro todas mis hambres, puede acabar en que recurra a la comida para sentirme lleno y satisfecho. Si eres de los que comes dulce… ¿cuántos momentos dulces tienes en tu día a día? Si eres de los que comes salado… ¿a cuántos retos, nuevas actividades… te enfrentas en este momento de tu vida?

Diferencias entre hambre emocional y hambre real

Hambre emocional:

Se activa por un estímulo interno o externo que produce determinada emoción en la persona.

Puede aparecer repentinamente, incluso después de sentirnos ya saciados por una ingesta previa suficiente.

Cuesta distinguir las sensaciones de saciedad una vez ingeridos los alimentos.

Pueden ser experimentadas sensaciones en otras partes del cuerpo.

 

Hambre física/real:

Se activa por una necesidad fisiológica, del organismo para cubrir las necesidades energéticas.

Aparece poco a poco, gradualmente en relación a en relación a las reservas energéticas y nutricionales del organismo.

Se sienten las sensaciones de saciedad una vez ingerida una cantidad de comida suficiente para nuestro organismo.

La sensación se experimenta en el estomago.

 

Una dieta restrictiva, un plan détox, o cualquier otra dieta donde haya alimentos prohibidos puede desencadenar en:

Culpa

Frustración

Ansiedad por comer

Ciclos de restricción-atracón

Una vez identificado el foco del problema, no podemos dejar de utilizar el “método” que conocemos para aliviar el malestar (la comida) sin tener un nuevo “método” de gestión emocional, eso sería como empezar a construir el techo de una casa sin haber construido antes unos pilares sólidos. Por lo tanto,es fundamental poder trabajar en la gestión emocional, para comprender nuestras emociones y aprender a canalizarlas de una forma saludable.